Hoy en día pasamos muchas horas delante de una pantalla. Se trata de un trabajo sedentario que acaba haciendo que nuestra espalda se acabe resintiendo. No en vano, hasta un 50% de las bajas laborales que se producen en España están relacionadas con problemas de espalda. Y es que permanecer ocho horas sentado en la oficina tiene sus consecuencias. Se debilitará la musculatura del tronco, la columna vertebral pierde su curvatura natural y los disco intervertebrales sufren una mayor presión. Un cóctel que termina siempre con el mismo resultado: el dolor de espalda.
Sí al final del día notas que tu espada se resiente, que el cuello lo notas agarrotado o que incluso al terminar tu jornada laboral te duele la cabeza, puede todo ello ser debido a una incorrecta postura en el trabajo que acaba deteriorando tu espalda.
Corregir y adoptar una buena postura y conservar en buena forma la musculatura lumbar y abdominal son dos claves para luchar contra estos problemas.
Pero es cierto que vivimos en una sociedad donde el tiempo es un bien preciado. Muchas veces lo que menos nos apetece al volver de trabajar es ir al gimnasio o ponernos a hacer ejercicio. Sin embargo, con unas pequeñas rutinas, que podemos hacer en nuestra propia oficina, lograremos de una forma sencilla mejorar la flexibilidad de la espalda. Con esto conseguimos reducir la tensión muscular, mejorar la circulación sanguínea y aliviar la ansiedad y el estrés. Todos ellos factores que desencadenan el dolor de espalda.
Así que toma nota de estos tres sencillos ejercicios que te proponemos y que podrás realizar de una forma tranquila en tu oficina, sin necesidad de sacar la bolsa de deporte. Aprovecha las pausas que hagas para ponerlas en práctica (recuerda que no conviene pasar más de cuarenta minutos seguidos sentados) y verás como pronto lograrás mejorar.
- Sentados en una silla, la agarramos por debajo con la mano derecha. Al mismo tiempo, ayudándonos de la otra mano, inclinamos nuestra cabeza hacia la izquierda. De esta forma lograremos estirar el trapecio derecho. En esta postura aguantamos durante 20 segundos y cambiamos de lado. Con este sencillo ejercicio lograremos mejorar la flexibilidad del cuello.
- Mientras permanecemos sentados, inspiramos profundamente. Al tiempo que vamos expulsando poco a poco el aire, vamos agachando nuestro tronco hasta lograr tocar con las manos nuestros pies. Acto seguido inspiramos nuevamente mientras nos incorporamos. Al soltar aire volveremos a bajar. De esta forma lograremos flexibilidad en la columna y evitar que se bloquee después de muchas horas sentados.
- Sentados en la silla levantaremos nuestros brazos hacia arriba, enlazando los dedos de las manos con las palmas hacia fuera. Tiraremos hacia arriba todo lo que seamos capaces de lograr. En esta postura nos mantendremos durante 20 segundos. Con este ejercicio conseguiremos estirar toda nuestra espalda a la vez que los hombros y los brazos.
Como ves se trata de tres rutinas sencillas, que no necesitan más que un par de minutos de tu tiempo unas cuantas veces al día. No es necesario realizar ejercicio durante mucho tiempo, sino que simplemente ir estirando cada poco para que la flexibilidad y nuestra musculatura no se resienta demasiado con la inactividad propia del trabajo de oficina. De esta forma no hay excusas para cuidar la salud de nuestra espalda.
Miguel Ramudo
Content Manager Healthcare