Las vitaminas del complejo B son hidrosolubles y delicadas, por lo que al procesarse o cocinarse pueden destruirse con facilidad. Si a esta circunstancia se le añade la limitada capacidad del organismo para almacenarlas, es lógico pensar que pueda caerse en una falta o un déficit de vitamina B, siendo las vitaminas B1, B6, B9 y B12 las más afectadas.
Falta o déficit de vitamina B1 o tiamina
Una alimentación deficiente o inadecuada, un requerimiento aumentado (ejercicio físico, fiebre, embarazo, lactancia y crecimiento), una pérdida excesiva (diarrea, diabetes, fallo renal, etc.), un consumo excesivo de alimentos ricos en factores antitiamina (p. ej., pescado crudo). También, la ingesta de cafeína, tabaco o alcohol, una cocción incorrecta, el descascarillado de los cereales, la edad avanzada (menor capacidad de asimilación y utilización) o una combinación de varios de estos factores pueden conducir a una deficiencia de vitamina B1.
Falta o déficit de vitamina B2 o riboflavina
La falta de vitamina B2 suele darse conjuntamente a otros déficits de vitaminas hidrosolubles. La luz solar, el alcoholismo (menor ingesta y absorción e inadecuada utilización). También el tabaquismo crónico, la anorexia, la intolerancia a la lactosa y el veganismo no compensado pueden producirla.
Falta o déficit de vitamina B3 o niacina
Puede faltar en caso de ingesta inadecuada, de alcoholismo crónico, de desnutrición caloricoproteica o de malabsorción crónica. Aunque el hecho de que el organismo sea capaz de producirla a partir del triptófano disminuye la probabilidad de déficit de vitamina B3.
Falta o déficit de vitamina B5 o ácido pantetónico
Los principales factores implicados en el déficit de vitamina B5 son el alcoholismo, los anticonceptivos orales, una ingesta inadecuada y los problemas de absorción. En niños alimentados con nutrición intravenosa sin suplementos de esta vitamina puede darse una falta de ácido pantetónico. También en niños con el síndrome del intestino corto y diarrea crónica
Falta o déficit de vitamina B6 o piridoxina
Una alimentación deficitaria (dieta hiperproteica), el alcoholismo, la cirrosis, los síndromes de malabsorción (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), el hipertiroidismo, la uremia (trastorno del funcionamiento renal), la insuficiencia cardíaca congestiva, determinados fármacos (anticonceptivos, corticoides y determinados antibióticos), el embarazo, la lactancia o un consumo excesivo de vitamina C pueden conducir a un déficit de vitamina B6.
Falta o déficit de vitamina B7 o biotina
Alteraciones enzimáticas congénitas, el consumo prolongado de clara de huevo cruda, una alimentación intravenosa sin biotina, las hepatopatías. También la toma de fármacos anticonvulsivos o el embarazo pueden llevar a un déficit de vitamina B7.
Falta o déficit de vitamina B9 o ácido fólico
La malnutrición, la malabsorción (celiaquía, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn), el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, el aumento de requerimientos (embarazo y determinadas situaciones patológicas, como la anemia hemolítica crónica o algunas enfermedades inflamatorias crónicas). También el consumo de ciertos fármacos (fenitoína, sulfasalacina, etc.) o una cocción de los alimentos a elevada temperatura pueden disminuir la cantidad de vitamina B9.
Falta o déficit de vitamina B12 o cobalamina
La anemia perniciosa, la malabsorción de vitamina B12 unida a alimento, la gastritis atrófica, determinados fármacos (antiácidos, antibióticos, antihipertensivos, antiepilépticos, etc.). También el consumo excesivo de café, una dieta vegetariana estricta, una infección por Helicobacter pylori o una edad avanzada pueden llevar a un déficit de vitamina B12.
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